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Mostrando entradas de 2013

El verdadero triunfo de los Xolos

Es verdad que los partidos se ganan con goles, pero también es verdad que los goles son mucho más aleatorios de lo que imaginamos, especialmente cuando hablamos de equipos de altísimo rendimiento como los Xolos y el Atlético Mineiro. Durante los partidos la pelota se la pasa recorriendo el espacio en mil direcciones distintas y sucede de pronto, en la magia de un instante, que se conjunta la combinación perfecta de una patada bien dada, una pierna mal acomodada y, acaso, una rafaguita de viento sobre el campo, amén de lo que diga el árbitro, para que la pelota se meta a las redes y cuente. Ayer el penal fallado por Riascos en el último minuto del partido, que le pudo dar a los Xolos el pase a la semifinal no escapa a esta fórmula: se trata de un error de disparo combinado con un acierto del portero y alguna proporción del azar que desconocemos: quizá una protuberancia de medio centímetro en el terreno de juego donde Riascos apoyó el pie antes de su disparo fallido habría

Alicia Barrutia corrre el Maratón de Boston 2013

La tijuanense nacida con los tenis puestos,  Alicia Barrutia, cuando le dio a México la primera medalla en Juegos Panamericanos y varios triunfos mundiales de racketbol -ya hace varias décadas- no se imaginaba que muchos años después estaría  -precisamente mañana- abrochándose las agujetas  para correr con tiempo de marca el maratón más importante del mundo y de su larga vida de triunfos deportivos: el maratón de Boston 2013. Pero esta vez es diferente, Alicia ya no corre por la medalla colgada en su cuarto. Se le subió a las piernas el sueño de correr por una causa. Esta vez cada kilómetro que corra lo vendió para la Red Binacional de Corazones que apoya a las víctimas de la trata de personas. Mañana con Alicia correrán las esperanzas, los sueños de miles de personas maltratadas, vejadas en su condición humana; y hasta las orillas del camino de los 42 kilómetros  llegarán a sus oídos el “¡Vamos Alicia!” de todos sus amigos que le estaremos gritando desde Tijuana. ¡Vamos Alicia,

El fenómeno Xolos en Tijuana

El jabonoso tema de la identidad que no se había dejado agarrar por artistas, pensadores, simposios, hombres de negocios ni festivales en Tijuana, tiene hoy un asidero con asas para todos los tijuanenses. Se llama ¡Xolos! De ahí vamos todos agarrados y ¡qué nadie se suelte! Menos resbalosas que las elucubraciones fronterizas de Heriberto Yépez y los esfuerzos del empresario José Galicot con su Tijuana Innovadora, los Xolos -un equipo de fútbol- llegaron para poner en el tablero la pieza que faltaba al darnos el factor común de una identidad que nadie podía agarrar. Y lo que son las cosas, lo que nunca tuvimos en la ciudad, “fútbol”, nos aglutina hoy con una fuerza de cohesión más fuerte que las palabras. Acaso porque aquí siempre fuimos gritones y nos faltaba a quién gritarle. El año pasado, todavía olía a pólvora quemada en la ciudad cuando el camión rojo de dos pisos con el equipo de los Xolos alzando la copa de campeones del torneo nacional de fútbol en el país d

¡Viva Hugo Chávez!

A Hugo Chávez debemos dos cosas: la vocación socialista de los pueblos cuando ya casi nadie creía en ella, y la resurrección de la conciencia colectiva de una Latinoamérica unida por origen y destino. En una sociedad cada vez más global para los productos y menos para las personas, donde cada vez más se apoderan de nuestras formas de pensar los que manejan las marcas y la mercadotecnia, estorba la presencia de hombres como Hugo Chávez. El mundo en su caída libre hacia el centro de gravedad del individualismo como valor, y cuya referencia del éxito supremo nos la publica Forbes cada año (de ahí el prurito por quitar al Chapo), personas como Chávez son un peligro. Pero al mundo le hacen falta hombres como Chávez, que se atrevan a ir contra corriente y tengan el carisma de despertar la conciencia adormecida de los pueblos. Nos hacen falta hombres como Chávez, que refrenen a la sociedad de la vertiginosa caída libre hacia el consumismo desbordado antes de

Ciudad Juárez

Las calles de Ciudad Juárez lucen desiertas. Pocos bultos humanos se mueven por las aceras: lentos hombres enchamarrados con las manos metidas en los bolsillos.  La desconfianza escondió a la gente que se asoma sin acabar de entender lo que pasó ni su futuro. Hay negocios abandonados, letreros rotos que se va comiendo el polvo, gasolineras vacías. Desde El Paso, Texas, el caserío de Ciudad Juárez, Chihuahua, es un relieve irredento de techos aplastados contra el fondo de áridas montañas y desierto. En el aire seco y duro flota una pregunta dolorosa,  ¿cómo resistirse a la desesperanza?