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Mostrando entradas de febrero, 2008

CHIMALISTAC

Ayer domingo hice un interesante recorrido peatonal por una callecita: "Paseo del río", cuya entrada pasa desapercibida detrás de un puesto de tortas en Miguel Ángel de Quevedo. Mientras masticaba una torta de milanesa con queso me llamó la atención la tupida floresta que se divisaba al fondo del callejón. La tortera me dijo que por ahí se podía llegar al eje 10. Con un poco de curiosidad me asomé, y con otro poco caminé unos pasos. Enseguida sentí que la curiosidad me arrastraba. Y así me fui internando a otro tiempo mientras la tierra suelta y las ramitas de los árboles comenzaban a crepitar blandamente debajo de mis pies. El lecho del río Magdalena, ya seco, va serpenteando, angosto, entre árboles torcidos de arrugadas cortezas, y de cuando en cuando uno cruza por debajo de robustos puentes coloniales de piedra oscura en forma de arcos. En la ribera del río descansan añosas casas anteriores a la Independencia. De sus paredes de piedra surge el hierro de los faroles en ángu

AMOR Y ENAMORAMIENTO

El amor y el enamoramiento a menudo se nos confunden a pesar de que la única definición definitiva que tenemos del amor: "Dios es amor", nada tiene que ver con la exaltación sentimental que hace del enamoramiento toda la parafernalia artística encabezada por la canción popular. Fuera de la definición de amor ya expresada, sólo podemos hablar de éste por sus efectos: la madre que se quita el pan de la boca para dárselo al hijo, el esposo que deja el tibio lecho a media noche para reparar una gotera, la anciana que cuida del marido desahuciado en un hospital. Del enamoramiento, en cambio, podríamos construir un tratado con rigor clínico: patología del corazón que embota los sentidos, hace perder el apetito y el sueño y mina la voluntad del enfermo. A diferencia del acatarrado que estornuda y se cubre la boca con un pañuelo, el enamorado insiste, se empeña en contagiar a la persona amada, aunque a menudo la naturaleza se las arregla para impedir el contagio, pues cuanto más agud