Ir al contenido principal

7 reflexiones prácticas

Por Alfredo Ortega Trillo


SUEÑO
¿De qué materia están hechos los sueños? Yo me los imagino de nube, como esas nubes blancas sobre un fondo de cielo azul. Tan pronto te les quedas viendo comienzas a ver imágenes en ellas, proyecciones de tu cerebro que por estar en el cielo parecieran inalcanzables. Luego sopla el viento y se las lleva a otros cielos. Pero hay nubes que se quedan clavadas en el tuyo, sin que lluevan, sin que se las lleve el viento. De esta clase de nube deben estar hechos los sueños, no aquellos que dejamos en la almohada, sino esos que nos acompañan día a día, porque los soñamos con los ojos abiertos. Es verdad que los sueños se alojan en las alturas, pero no son inalcanzables. Si están en lo alto es solo para obligarnos a crecer hacia ellos.


PASION
¿De qué materia están hechos los sueños? Yo me los imagino de nube, como esas nubes blancas sobre un fondo de cielo azul. Tan pronto te les quedas viendo comienzas a ver imágenes en ellas, proyecciones de tu cerebro que por estar en el cielo parecieran inalcanzables. Luego sopla el viento y se las lleva a otros cielos. Pero hay nubes que se quedan clavadas en el tuyo, sin que lluevan, sin que se las lleve el viento. De esta clase de nube deben estar hechos los sueños, no aquellos que dejamos en la almohada, sino esos que nos acompañan día a día, porque los soñamos con los ojos abiertos. Es verdad que los sueños se alojan en las alturas, pero no son inalcanzables. Si están en lo alto es solo para obligarnos a crecer hacia ellos.


DETERMINACION
Si la decisión apunta y la voluntad dispara, la determinación mantiene nuestras acciones en dirección al blanco.
En la vida no siempre vamos llevados de la inercia en línea recta. Hay veces que la adversidad nos tuerce los caminos, y entonces nos hace falta determinación, esa palabra que el diccionario define escuetamente como osadía y valor. Yo trataría de precisarla como condición de carácter para seguir adelante sin doblar el rumbo. Sin determinación iríamos al garete, llevados de las tormentas a puertos que no estaban en nuestro itinerario de viaje.
Determinación es no cejar en nuestro empeño; no claudicar, no rendirnos; es la inflexible fijeza de propósito para seguir adelante sin virar el rumbo, sorteando las adversidades hasta la meta que nos propusimos al iniciar el viaje.


FORTALEZA
Fuerza y fortaleza se parecen por sus letras, pero si yo hiciera un dibujo para ilustrarlas, la primera sería un bíceps, la segunda un corazón. La fuerza equivale al peso que levanta: ahí se detiene el bíceps que posa para la ilustración de mi dibujo. En cambio la fortaleza, propiamente de ánimo, hunde sus raíces dentro del cuerpo. La fortaleza es ese roble en el corazón que nos sostiene en medio de la adversidad. La fortaleza de ánimo nos mantiene erguidos cuando el cuerpo se nos dobla. Y si la fuerza equivale al peso que levanta, ¿cómo medir la fortaleza? Los médicos tienen un indicador: la glucosa; pero los corredores de maratones una y otra vez demuestran algo que los médicos no han podido explicar. Cuando ya no hay glucosa en el cuerpo, ¿qué hace que los maratonistas sigan corriendo? Si la fortaleza de ánimo no se puede analizar en el laboratorio, sí puede confirmarse en los resultados a la vista de hombres y mujeres que tras horas de correr sin fuerzas ni glucosa siguen corriendo. Lo explica que en la vida diaria existan hombres y mujeres que el embate de la adversidad no dobla. A la fortaleza debemos seguir de pie cuando nos hemos quedado sin piernas y soportar pesos tan grandes… aún como la derrota.


ACTITUD
Hay siempre, frente a un vaso a la mitad, dos tipos de personas: las que lo ven medio lleno y las que lo ven medio vacío. A cada momento la vida nos confronta con ese vaso. Medio lleno o medio vacío son cuestiones que nada tienen que ver con el contenido ni con el recipiente, sino con nuestra forma de ver, nuestra actitud: optimista o pesimista; la predisposición anímica con que vemos la vida.
Quien pudiera ver un vaso vacío completamente lleno estará más facultado para alcanzar el éxito que quien, ante un vaso lleno, lo viera totalmente vacío.
Al éxito no se llega de andar hacia él desde la derrota sino de encaminarse a él con optimismo, creyendo que ya nos pertenece. No sería posible subir a la cima si desde el primer paso del recorrido no nos visualizamos en ella. Nadie ha subido el Everest dudándolo. Quien frente a un vaso a la mitad lo vea medio vacío ya está derrotado; en cambio, quien sea capaz de verlo medio lleno ya habrá dado el primer paso hacia la meta.
Al final, el medio lleno o medio vacío del vaso, depende de nosotros, de lo que queramos ver. Cuestión de óptica, de perspectiva; cuestión de actitud.


COMPROMISO
Un compromiso es un compromiso, decimos, implicando que un compromiso se cumple porque lleva en prenda nuestra palabra.
¿No sería más cómodo ir por la vida sin comprometernos? Sin duda el ser humano es la única especie que no hace todo en la vida por mera comodidad. Hay actos y acciones que sin sernos cómodos dan dirección y sentido a nuestra existencia. Honrar el compromiso de nuestra palabra es uno de ellos.
Si la sociedad nos obliga a cumplir las promesas rubricadas con nuestra firma, los compromisos no firmados nos obligan con la palabra. Si la firma otorga a los demás el derecho a exigirnos, la palabra comprometida, en cambio, impele a una exigencia interna y personal: la conciencia. Yo soy quien me exijo y doy valor a mi palabra por lo que valgo y el valor en que me tengo; pero también a la inversa: valgo como persona por la palabra que cumplo.



PERSEVERANCIA
¿El agua que atraviesa la roca, más allá de su condición líquida, de qué está hecha?
Un viejo gnomo me lo dijo: “De repeticiones y paciencia”.
La perseverancia, desprendida del tiempo como un reloj que se lleva zurcido al corazón, construye de latidos su marcha interminable. Perseverancia es ese corazón puliendo superficies como la gota que orada intermitentemente la roca. La hazaña humana consiste en recorrer ese camino empedrado de repeticiones.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Pepenador culto

Hace unos momentos, afuera de mi casa le pregunté al pepenador que hurgaba en el bote de basura. “¿Qué buscas?” “Latas de aluminio,  libros”, me dijo. “¿Libros?” Le entregué dos bolsas llenas de ellos que tenía listas para regalar… aunque nunca pensé que a un pepenador. “¿Qué haces con ellos?” Si me gustan me los quedo para leerlos, si no los vendo. Me horrorizó pensar que la lectura no fuera antídoto contra la pobreza, como proponen las campañas de televisión. Pero es que, la verdad… nadie lee para hacer dinero, sino para ser más feliz.