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La isla de Montreal se encuentra en la provincia francesa de Quebec. Pero el otro día fui a Ottawa, la capital del país en Toronto, a unas dos horas de distancia, y sentí la diferencia. Como el resto de Canadá, que es fundamentalmente anglófono, Toronto tiene un ascendente cultural inglés que lo asemeja más a los Estados Unidos. Esta diferencia entre el resto de Canadá y la provincia de Quebec se percibe no sólo en la arquitectura de sus barrios sino, fundamentalmente, en la idiosincrasia. En la parte francesa la gente parece más cálida y espontánea, más llevada del sentido común que de las reglas, más abierta al trato y menos quisquillosa con el espacio personal. Aquí la gente se acerca y toca más cuando habla o interactúa en la calle que en la parte anglófona. Aquí un extraño como yo puede sentirse más cómodo y cercano a la gente que en cualquier otra ciudad de similar tamaño en los Estados Unidos, , a pesar de la aparente barrera del idioma (luego me lanzan una sonrisita complaciente y acaban hablándome en inglés cuando se dan cuenta que mi francés sólo me alcanza para pedir café). Y toda esta sencillez y apertura de trato, a pesar de la desconfianza que pudiera uno esperar entre las personas habida cuenta de tan vasta diversidad de razas y de credos, ya que Montreal es quizá la ciudad más cosmopolita del mundo (el otro día en el vagón del metro entre unas sesenta personas que íbamos no pude identificar alguna raza predominante: asiáticos, africanos, hispanoamericanos, europeos, indígenas americanos...). Me han dicho que el invierno los pone serios y tristes, pero yo puedo dar testimonio de que durante el verano van felices por las calles bajo las frondas y el sol. Parece que estuvieran tan contentos con lo que cada quien hace que dan la impresión de estar jugando a sus oficios en una especie de obra de teatro que fuera para ellos la vida. Desde luego que la relajada idioscincracia latina de la parte francesa también tiene sus bemoles, porque igual puede suceder que los policías vigilantes de un parque, aburridos porque no pasa nada, se desatiendan del parque y enfrasquen a conversar bajo la sombra de un arce, lo que no sucedería con la misma frecuencia en el resto del país o en los Estados Unidos, donde van más pegados al libro.
Una de las cosas que más me ha sorprendido en Montreal es su excelente sistema de transporte. En una página de Internet anotas dónde estás a dónde y cuándo quieres llegar, y enseguida te aparece la ruta con los transportes y conexiones que debes tomar (metros, autobuses) http://www2.stm.info/taz/index.php?lng=en , una belleza de matemáticas aplicadas al mundo de la calle.
En años recientes la ciudad de Montreal estuvo considerada como la que cuenta con la mejor calidad de vida del mundo. Quizás en algo podrán constatarlo algunas de mis fotografías.
MONTREAL:
http://www.flickr.com/photos/census2010swcorner/sets/72157624504331577/show/
OTTAWA:
http://www.flickr.com/photos/census2010swcorner/sets/72157624619158712/show/
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