El jabonoso tema de la identidad que no se había dejado agarrar por artistas, pensadores, simposios, hombres de negocios ni festivales en Tijuana, tiene hoy un asidero con asas para todos los tijuanenses. Se llama ¡Xolos! De ahí vamos todos agarrados y ¡qué nadie se suelte! Menos resbalosas que las elucubraciones fronterizas de Heriberto Yépez y los esfuerzos del empresario José Galicot con su Tijuana Innovadora, los Xolos -un equipo de fútbol- llegaron para poner en el tablero la pieza que faltaba al darnos el factor común de una identidad que nadie podía agarrar. Y lo que son las cosas, lo que nunca tuvimos en la ciudad, “fútbol”, nos aglutina hoy con una fuerza de cohesión más fuerte que las palabras. Acaso porque aquí siempre fuimos gritones y nos faltaba a quién gritarle. El año pasado, todavía olía a pólvora quemada en la ciudad cuando el camión rojo de dos pisos con el equipo de los Xolos alzando la copa de campeones del torneo nacional de fútbol en el país d...
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