El
jabonoso tema de la identidad que no se había dejado agarrar por artistas,
pensadores, simposios, hombres de negocios ni festivales en Tijuana, tiene hoy
un asidero con asas para todos los tijuanenses. Se llama ¡Xolos! De ahí vamos
todos agarrados y ¡qué nadie se suelte!
Menos
resbalosas que las elucubraciones fronterizas de Heriberto Yépez y los
esfuerzos del empresario José Galicot con su Tijuana Innovadora, los Xolos -un
equipo de fútbol- llegaron para poner en el tablero la pieza que faltaba al darnos
el factor común de una identidad que nadie podía agarrar. Y lo que son las
cosas, lo que nunca tuvimos en la ciudad, “fútbol”, nos aglutina hoy con una
fuerza de cohesión más fuerte que las palabras. Acaso porque aquí siempre
fuimos gritones y nos faltaba a quién gritarle.
El año
pasado, todavía olía a pólvora quemada en la ciudad cuando el camión rojo de
dos pisos con el equipo de los Xolos alzando la copa de campeones del torneo
nacional de fútbol en el país daba la vuelta a la página policiaca de la
historia de Tijuana. La gente corría para ver que era eso que nos juntaba a los
Tijuanenses a las orillas del boulevard
Agua Caliente. Era el equipo de los Xolos, era la copa pero, sobre todo, era un
sentido de identidad que nunca antes habíamos tenido.
La
gloria viene y va, y será cierto que dura quince minutos, pero ayer se la
trajeron los Xolos a Tijuana. Este equipo desconocido afuera de las fronteras
de México derrotó en el estadio Caliente a los actuales campeones de clubes del
mundo, el centenario Corinthians, después de 16 juegos invicto. Esta hazaña llevó
a los Xolos a escribir este día el nombre de nuestra ciudad en la página de
deportes de todos los países del mundo.
La
frontera, los televisores, la innovación, los discursos ideológicos...¡qué
importa! Lo que importaba era estar juntos (después de todo para eso sirven las
identidades), y eso es hoy obra de los los Xolos! ¡Arriba los Xolos!
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